500 gramos de harina de trigo
10 gramos de levadura fresca
1 cucharadita de sal
1 cucharadita de azúcar
300 ml de agua tibia
Aceite de oliva (para engrasar)
En un recipiente grande, mezcla la harina, la sal y el azúcar. Haz un hueco en el centro de la mezcla y desmenuza la levadura fresca en él.
Agrega gradualmente el agua tibia mientras mezclas con una cuchara de madera o una espátula. Continúa mezclando hasta obtener una masa homogénea.
Espolvorea harina sobre una superficie limpia y coloca la masa en ella. Amasa durante unos 10 minutos hasta que la masa esté suave y elástica.
Engrasa ligeramente un recipiente grande con aceite de oliva y coloca la masa en él. Cubre con un paño limpio y deja reposar en un lugar cálido durante aproximadamente 1 hora, o hasta que la masa haya duplicado su tamaño.
Precalienta el horno a 200°C.
Una vez que la masa haya subido, amásala nuevamente durante unos minutos para eliminar el exceso de aire. Luego, dale forma al pan según tus preferencias: puedes hacer una hogaza redonda, un pan alargado o utilizar moldes individuales.
Coloca el pan en una bandeja de horno previamente engrasada y haz unos cortes en la parte superior para permitir la expansión durante la cocción.
Hornea durante aproximadamente 25-30 minutos, o hasta que el pan esté dorado en la parte superior y suene hueco al golpearlo ligeramente en la base.
Retira el pan del horno y déjalo enfriar sobre una rejilla antes de cortarlo. ¡Y listo! Ahora puedes disfrutar de tu delicioso pan casero súper esponjoso.